Entre el resto de la gente él la espera. Y a ambos una gran noche. Alcohol y amigos, buena mezcla.
Siete menos cuarto de la mañana y ella está helada, tirita. Se tumba en su cama y él la tapa.
La yema de sus dedos acaricia cuidadosamente cada parte de ella. Y entre algún beso y mirada intercala un TE QUIERO .
¿Felicidad? Esa palabra no alcanza el significado de como se siente ella. 31 días después de haberle besado por primera vez, sigue descolocándola.
Recuerda que entró en su habitación de noche y ve que es de día. Está segura de que esta vez no se equivoca.
Se gira y le ve tumbado a su lado. Ambos sonríen y de nuevo ella siente un escalofrío, pero ya no tiene frió. Y de nuevo mariposas.
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